En la búsqueda por cerrar el déficit en la demanda de talento humano para el sector TIC, compañías como G-LAB, el laboratorio de tecnología creadores de software, abrieron su semillero de formación financiado 100% con sus recursos, dando la oportunidad de aprendizaje y vinculación laboral en proyectos reales de la organización.
A nivel mundial, se estima que dos tercios de la población se encuentran rezagados en habilidades tecnológicas, dentro de ellos el 90% de las economías en desarrollo, según datos consignados en el informe sobre la Oferta de formación digital y talento TIC en Colombia, realizado por el tanque de pensamiento TicTac de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones CCIT.
Panoramas como este son los que le dieron el paso a G-LAB, el laboratorio de tecnología donde se desarrolla software de manera consciente y estratégica, creando su propio semillero de talentos G-LAB Academy, un programa abierto para jóvenes que no hayan tenido acercamiento con el aprendizaje en TIC, pasando por quienes han tenido pinceladas, o un conocimiento completo pero poca experiencia en esta área. El propósito es trabajar mancomunadamente para cerrar brechas como el déficit actual de 80.000 personas con educación TIC necesarias dentro de la industria, según lo revela la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
“Por medio de G-LAB Academy hemos ayudado a personas a vincularse laboralmente a la vez que se preparan. Les facilitamos acceso gratuito a las herramientas de formación como Platzi y Udemy para el aprendizaje en ingeniería de software, teniendo en cuenta que esta es una industria donde necesitamos una rápida respuesta. No descartamos la preparación universitaria, sin embargo, al margen de la educación profesional formal, adelantamos procesos de enseñanza de alto valor que permiten de forma acelerada obtener talento calificado disponible para desafíos multidisciplinarios”, afirma Fabián Zapata, Co - chief de G-LAB.
Igualmente asegura que, “A diferencia de los Bootcamps tradicionales, tenemos una línea personalizada y orientada a proyectos reales y a la inclusión en startups, lo cual permite que la evolución en el conocimiento técnico, habilidades gerenciales y en soft skills, garanticen la consolidación del talento que hace parte del semillero”.
En esencia, la compañía está conformada aproximadamente por unos 40 talentos preparados en el semillero, quienes han venido aportando de su conocimiento, es el caso de uno de sus co-fundadores, Darío Arcos, cuya formación profesional es Administración de Negocios e inversiones bursátiles, pero quien se ha preparado en ingeniería de software.
Dado que existe una elevada demanda y poca oferta, la preparación de los colaboradores debe ser efectiva, para agilizar y optimizar los tiempos de formación y entrenamiento en tecnología. Zapata destaca además que: “se ha demostrado que se crea un vínculo mucho más profundo con un equipo formado desde cero, como consecuencia, obtenemos menor rotación, de aproximadamente 90%”.
“Somos una empresa joven con responsabilidad social, pero también con la tarea de responder al crecimiento exponencial de la compañía y la industria tecnológica, buscando talento humano cualificado de manera integral, es decir, no solo nos enfocamos en lo técnico, sino también en las habilidades blandas como liderazgo, autogestión, disciplina, estructura, planeación, pensamiento crítico, trabajo en equipo, manejo del estrés, gestión del riesgo, entre otras. Intentamos formar primordialmente buenas personas, que luego se traducen en profesionales del más alto nivel” puntualiza el Co- chief de G-LAB.
Actualmente, la compañía ha financiado 100% G-LAB Academy con sus propios recursos, pero están abiertos a recibir apoyo en inversión para continuar ayudando a más jóvenes talentos expandiendo el alcance en varias ciudades de Colombia y distintos países de América Latina, para quienes quieran recibir formación en tecnología mientras se abren camino a una oportunidad laboral.
Descubriendo talentos
Julián Torres es uno de los jóvenes beneficiados de G-LAB Academy, “Desde que estaba iniciando grado décimo quería ser programador de software y comencé a estudiar por mi cuenta HTML y CSS básico, luego inicié con Python. No solo me centré en la teoría, sino también en la práctica generando páginas sencillas. Una tía que conocía mi pasión por la programación me puso en contacto con Fabian a quien le presenté una de las páginas que había creado, desde ese momento me abrió la puerta para empezar a formarme y después ser parte de proyectos reales donde aporto más valor, a la vez que puedo crecer profesional y económicamente”, expresa Julián.
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